A finales de marzo de 2020 Argentina llevará al espacio un nuevo satélite de observación de la Tierra. Se trata del Saocom 1B, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que permitirá mejorar los servicios brindados por su hermano gemelo (el Saocom 1ª), lanzado en 2018. Uno de sus principales objetivos será aportar información útil para la toma de decisiones en el sector agropecuario.
Se trata de los primeros satélites argentinos equipados con un radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés Synthetic Aperture Radar), que trabaja en la porción de las microondas en banda L del espectro electromagnético. Estos radares son capaces de medir la humedad del suelo y con esta información es posible hacer más eficiente el manejo de enfermedades en cultivos y su fertilización, gestionar emergencias tales como inundaciones, desplazamientos del terreno y detectar derrames de petróleo.
Laura Frulla, investigadora principal de la Misión Saocom, destacó: “el desarrollo de toda la Misión fue un desafío muy importante para la Argentina, porque no teníamos conocimientos previos sobre la tecnología para la construcción y puesta a punto de satélites de este tipo”. Y agregó: “dominar la tecnología de observación con radar es un gran avance que nos da independencia y soberanía tecnológica”.
De acuerdo a los expertos que trabajaron en el desarrollo de la herramienta, a través de las mediciones del radar será posible conocer la permitividad de los suelos, a partir de la cual se obtiene la humedad del suelo, un factor crítico para la producción agropecuaria. Además puede ser un indicador para saber si avanzar con la siembra de un cultivo en particular porque la información que brinde este satélite argentino alertará con anticipación la posibilidad de ocurrencia de una enfermedad de cultivos y servirá para diseñar diversas estrategias de fertilización, todas prácticas asociadas a la humedad en el suelo.
Los mapas de humedad de suelo serán elaborados sobre un área de interés de alrededor de 83 millones de hectáreas de la región pampeana argentina. Mediante un convenio de colaboración entre el INTA y la CONAE, la información brindada por la Misión Saocom ayudará a que los productores sepan cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol. Asimismo, brindará soporte en relación al uso de productos químicos para el control de enfermedades en cultivos, en particular para la fusariosis en el trigo.
Un elemento clave para la producción
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, consideró que no existe otra herramienta como los satélites para colaborar con el análisis espacio – temporal de las condiciones que se observan en el campo. Los datos satelitales son fundamentales para determinar el estado de los agroecosistemas, monitorear la vegetación y humedad en todas las zonas productivas.
En este sentido, aseguró que la disponibilidad del Saocom representa un salto cualitativo y cuantitativo para muchas decisiones del sector agropecuario, y adelantó que la nueva información brindada por la CONAE es valiosa para mejorar la calidad de los informes que realiza periódicamente el INTA y que distribuye a los productores mediante su red de agencias de extensión distribuidas en todo el país.
“El INTA siempre ha trabajado acompañando a la CONAE en el Plan Espacial Nacional, desde su creación y en distintos proyectos. Para la Misión Saocom, la institución aportó al desarrollo y a la validación de aplicaciones estratégicas que permiten optimizar la fertilización de los cultivos y mejorar el manejo de enfermedades como la fusariosis, cuyas micotoxinas no sólo dañan al cultivo de trigo, sino que también pueden afectar a la salud humana”, explicó.
Cabe destacar que el agua representa un elemento clave para la producción agropecuaria. Los datos más pedidos por el productor tienen que ver con eso. En este sentido, Mercuri destacó los servicios de los satélites de la misión Saocom para medir la humedad del suelo en momentos clave de las campañas agrícolas, como la siembra y la cosecha, así como para disponer de información para manejar las enfermedades de los cultivos y los momentos de fertilización.
También indicó que los mapas de humedad en el suelo disponibles en la actualidad no son precisos ni poseen una adecuada distribución espacial. Hasta ahora la información se construye interpolando datos de diferentes puntos o zonas pero no son datos precisos, pixel a pixel, como los que puede medir un satélite.