Teniendo en cuenta la necesidad de un cambio sustancial de paradigma a fin de equilibrar el desarrollo económico con la naturaleza y demostrar que a pesar de los prejuicios ser productivo y sustentable es posible, expertos del INTA diseñaron un prototipo de rolo autopropulsado denominado “Tatú MBGI” que permite mejorar la oferta de forraje y la accesibilidad, mientras se conserva el ecosistema natural.
El desafío fue pensado para la región Chaqueña, a los fines de lograr una producción ganadera y forestal ambientalmente sostenible en los bosques nativos del Gran Chaco Americano. De acuerdo con Marcelo Navall, investigador del INTA Santiago del Estero, “Tatú MBGI combina robustez, maniobrabilidad y seguridad para las tareas de rolado en montes nativos” y agregó que “se trata un equipo destacado que permite mejorar la oferta de forraje y la accesibilidad, mientras se conservan los bosques nativos del Gran Chaco Americano”.
En los últimos años, la ganadería tuvo una significativa expansión hacia la región chaqueña, donde se encuentra el 80 % de los bosques nativos del país. “Las maquinarias disponibles y difundidas para aplicar desarbustados son, en general, muy anchas (más de 4 metros) y/o largas (con más de 10 metros), con poca maniobrabilidad”, especificó Navall.
“Si bien esta característica permite aplicar el tratamiento con un rendimiento satisfactorio, desde el punto de vista ganadero, genera importantes efectos sobre la vegetación natural, incompatibles con el manejo sustentable de bosques nativos”, reconoció Navall. A su vez, el investigador indicó que, por otro lado, “los equipos más chicos que hay disponibles, como tractores agrícolas adaptados, tienen frecuentes problemas y roturas, por su menor robustez”.

Características del equipo
El equipo tiene un ancho de trabajo de 2,6 metros y un largo total (incluyendo pala frontal) de 7 metros, lo que lo convierte en el más corto y maniobrable del mercado. Montado sobre un tractor Zanello articulado de 160HP, Tatú MBGI tiene un peso total de 10.500 kilogramos, distribuidos en un 60 % en el tramo frontal y en un 40 % en el trasero. Además, cuenta con protecciones integrales de cabina, motor y cubiertas.
Todo esto fue posible gracias al financiamiento de la Dirección General de Bosques y Fauna de Santiago del Estero, la Ley Nacional de Bosques y a la empresa CMZ Zanello de Las Varillas, Córdoba, con quien se firmó un convenio de vinculación tecnológica. En este punto, Navall comentó que “con la empresa acordaron que se destine al INTA el 5 % de cada unidad vendida en los próximos cinco años, monto que se destinará a potenciar el trabajo de los equipos técnicos del organismo”.
El equipo está trabajando actualmente en el campo experimental de INTA, donde además de buscar ajustes y mejoras, se pretende dar un impulso a la producción ganadera de ese campo, en el cual hay más de 4000 hectáreas de bosques nativos casi sin intervención. “Esperamos que en el transcurso de 2020 se realicen ajustes de diseño y que a fines del año se pueda comenzar con su etapa comercial”, indicó Navall.