El 8 de septiembre de 1856 se fundó la primera colonia agrícola en Argentina. Fue en la provincia de Santa Fe, en la colonia La Esperanza. Casi cien años más tarde, en 1944, el gobierno nacional consideró que la fundación de esa primera colonia agrícola organizada, marcaría una fecha decisiva en el desarrollo de la agricultura. Es por ello que todos los 8 de septiembre se celebra el Día del Agricultor.
En este día se rinde homenaje a todos los productores agropecuarios del país que con su trabajo y su esfuerzo construyen la grandeza de nuestra patria que tiene, en la agricultura, una de sus principales fuentes de desarrollo.
Esperanza, la primera colonia agrícola, estaba conformada por 1162 personas de origen suizo que tomaron la parcela que se les había asignado y trabajaron arduamente para alcanzar su sustento.
La agricultura desempeña un papel muy importante en el desarrollo de los pueblos, es imprescindible tomar conciencia de ello y aprender a valorar y difundir el esfuerzo y dedicación de los agricultores, y su inmenso aporte al progreso de las naciones y de la humanidad toda.
Desde 1944 y por siempre, se resalta en este día la importancia del agricultor en la construcción de la patria, se brinda honor a todos esos hombres y mujeres que luchan cada día por una vida digna, ensuciando sus manos para ofrecernos el fruto de su trabajo.
El respeto y la valoración de los agricultores es un compromiso con la producción nacional, con el desarrollo y el fortalecimiento de los recursos más genuinos de nuestro país, y es el mejor homenaje que se les puede rendir en su día. Entre tantas dificultades, ser agricultor hoy es casi una empresa quijotesca, pues en un mundo en el que el afán de lucro pretende devastarlo todo, mantener esa férrea voluntad de producir apegado a la tierra en un pequeño rincón del mundo tiene un mérito especial.
En definitiva, gran parte de lo que un país es, se lo debe al trabajo de los agricultores. Y es con esta celebración que se pretende honrar a todos los productores agropecuarios del país, quienes con su trabajo y su permanente esfuerzo construyen los cimientos para la grandeza de nuestra patria. Así como la educación, la salud y la seguridad, el campo y su producción resultan un elemento imprescindible para el crecimiento de un país serio, con recursos propios y fuentes de trabajo dignas. Aun así, este sector ha estado durante muchas décadas relegado a un segundo plano en las prioridades de las gestiones gubernamentales, a pesar de que también ha sido utilizado como motor para paliar crisis a través de fuertes cargas impositivas o cambiarias.