El productor argentino enfrenta muchos desafíos. Sequías consecutivas, coyuntura, déficit de infraestructura, volatilidad de precios, presión fiscal… y la lista sigue. Estas cuestiones llevan a tomar decisiones de “supervivencia”, corriendo del foco el mediano plazo y, por tanto, la sustentabilidad en todos sus ejes.
En esa línea, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) publicó recientemente un informe donde alerta sobre el avance de las labranzas en la superficie nacional. La tecnología que alguna vez ocupó más del 90% del área sembrada y que contribuyó a un salto en productividad, eficiencia y cuidado del ambiente (reduciendo de las emisiones de carbono en 18 millones de tn a nivel nacional, en 20/21 cayó al 89%. millones de toneladas.
Contratos anuales, enemigos de la sustentabilidad
Según un relevamiento de la misma ONG, los costos y disponibilidad de insumos, así como la anualidad de los alquileres, son algunos de los motivos que están llevando a muchos productores a labrar.
En cuanto al primer factor, el informe de la entidad titulado “No a la Labranza” advierte que el 60% de la superficie agrícola está bajo un régimen de arrendamiento anual. La falta de planificación debida a la incertidumbre que genera esta anualidad lleva en muchos casos a la ausencia de cultivos invernales o a implementar esquemas de reposición de nutrientes (hoy se repone solo el 38% de los nutrientes exportados en el país).
A su vez, la concreción tardía de contratos hace que las empresas se encuentren lotes con infestaciones de malezas en estados avanzados, lo cual limita la efectividad de estrategias de control no mecánicas.
El caso “Man Agro”
“Man Agro” es una empresa oriunda de Pergamino socia de Aapresid que produce el 100% bajo arrendamiento con renovación anual. Con una estrategia de diversificación del riesgo climático como una de las claves de su modelo de negocios, la firma tiene presencia en siete provincias y un esquema de contratos de alquiler de largo plazo con renovación económica anual, en los que logra una tasa de renovación del 95%.
“Trabajamos los campos como si nos fuéramos a quedar toda la vida”, explica su CEO, Diego Sanchez Granel. Y agrega: “aplicamos rotaciones, cultivos de cobertura, fertilización y mejoras como si fuera un campo propio. Sabemos que el rédito de estas inversiones está en el mediano plazo y no en el mismo año. Al invertir, la productividad mejora y baja la variación de rendimiento y esto nos da más capacidad de pago del arrendamiento que es lo que nos mantiene competitivos en el largo plazo”.
Otra de las claves está en la concientización de los dueños de la tierra. “Dedicamos muchas horas a cada negociación para que los propietarios conozcan los beneficios de prácticas como los cultivos de cobertura, la fertilización, rotaciones para cuidad su activo “tierra”. En problemáticas puntuales hemos sugerido y realizado mejoras como canales o curvas de nivel, labores financiadas por Man Agro contra saldo de arrendamiento”, explica el CEO.
Cuidar el suelo, “asunto de Estado”
En este contexto, es clave que el Estado aliente el manejo sustentable y, a la hora de señalar herramientas o alternativas, pueden destacarse programas de reducción fiscal a dueños de campos que concreten contratos de más de 5 años o bien, implementación de planes de uso del suelo.
Sanchez Granel agrega que “más que meterse en los contratos de arrendamientos, el Estado debería incentivar, por ejemplo, a que los productores incluyan gramíneas en sus rotaciones, entendiendo que el único movimiento de suelo en que creemos, es el de las raíces”.
Para cerrar, afirma que “el Estado es el principal culpable de la degradación de los suelos. Su voracidad fiscal, empezando por las retenciones, IIBB en alquileres y sistema de amortización de mejoras en el que no se puede amortizar por la inflación, son parte de lo que podrían cambiar para no forzar a ‘sojizar’ el modelo de producción argentino”.