La expectativa de aumento de la población mundial es más de un 30% para el 2050, según proyecciones de la FAO, lo cual se traduce en una creciente demanda de alimentos. También es importante destacar que los hábitos alimentarios han cambiado en los últimos años, el mercado mundial de alimentos pondera a aquellos de mayor calidad y de producción sustentable.
Esto impone un gran desafío para la agricultura, la necesidad de aumentar la productividad, reducir costos y al mismo tiempo preservar los recursos naturales, algunas veces bajo condiciones climáticas adversas. Es por esto, que la incorporación de nuevas tecnologías se vuelve esencial para el agregado de valor y la diversificación de la producción, así como también para disminuir la brecha de productividad entre empresas.
Los procesos de producción han evolucionado en el tiempo y actualmente nos encontramos la 4ta revolución industrial del sector agroalimentario, denominado “AGRO 4.0”. Este concepto incluye la integración de tecnologías avanzadas tales como la inteligencia artificial, Blockchain, Big Data, robots y maquinaria automática, manipulación genética y biológica, entre otros. La implementación de estas tecnologías en el agro permite una mayor eficiencia y productividad, una mejor gestión de los recursos naturales y sostenibilidad ambiental.
Los beneficios ocurren en toda la cadena productiva. Para los fabricantes de insumos, la incorporación tecnológica implica una oportunidad optimizar recursos, innovar con productos más eficientes, seguros y de mejor calidad; para los productores significa una mejora en la toma de decisiones, trabajo más sustentable y nuevas oportunidades. Para las industrias se traduce en agregado de valor, reducción de pérdidas, certificaciones y nuevos mercados; para los distribuidores la posibilidad de trazabilidad, entregas eficientes y plataformas de comercialización. Por último, y no menos importante, los beneficios para el consumidor final son los productos de calidad, negocios nuevos y la transparencia de mercado.
Además, Argentina presenta un ecosistema muy favorable desde la visión de la bioeconomía. Es posible un crecimiento entre sectores para lograr un conjunto más complejo y estratégico de la relación entre insumos y productos. La oportunidad de Argentina está en la producción de biomasa, que puede potenciarse con prácticas sustentables gracias a todas estas nuevas tecnologías.
Los ecosistemas argentinos y los numerosos profesionales han resultado en una creciente de Agtechs que posicionaron Argentina como uno de los polos tecnológicos más importantes de Sudamérica. Para ejemplificar algunos de ellos, se destaca Bioceres, dedicada a la biotecnología agrícola, donde algunos de sus tantos desarrollos incluyen semillas mejoradas, bioinsumos y productos de protección de cultivos. Otro es el caso de la empresa argentina Satellogic, que se dedica al análisis de datos, inteligencia artificial y al desarrollo y operación de satélites de alta resolución con múltiples aplicaciones tales como la monitorización de cultivos, planificación urbana o monitoreo de desastres naturales.